Actualmente la medicina de viajero tiene un contenido
interdisciplinario. Su objetivo es proteger al viajero de la enfermedad y la
muerte, así como minimizar los riesgos y consecuencias de la enfermedad y de
los accidentes a través de los principios del autotratamiento. Todo ello
requiere la integración de múltiples disciplinas tradicionales cohesionadas por
la epidemiología para la prevención, el autotratamiento y la atención médica
especializada. Existen varios tipos de viajero y de viaje.
Los viajeros difieren en edad, grado de salud,
inmunizaciones anteriormente recibidas, etc. Así mismo, las personas viajan en
grupos familiares, grupos de amigos, en pareja, en solitario... Por supuesto,
los tipos de viaje y motivaciones para el mismo incluyen aspectos tan diversos
como los viajes de turismo organizado, de aventura, de cooperación, de trabajo
y negocios, la adopción o el sexo. Las áreas de destino, la duración, el tipo
de acomodo, la relación a mantener con la población autóctona y muchos otros
aspectos deben ser adecuadamente evaluados.
Al viajero le
interesa disponer de información relativa a normas de conducta para reducir el
riesgo de exposición a enfermedades, realizar (si procede) profilaxis de la
malaria y recibir las vacunaciones pertinentes. Estas medidas preventivas
deberían realizarse por todos los viajeros con destinos a zonas sanitariamente
deprimidas, y, en grado variable según las circunstancias de cada caso, antes,
durante y después del viaje. Pese a ello, algunos estudios realizados en Europa
indican que una buena proporción de viajeros, en torno a un 30-40%, no
solicitan consejo sanitario antes del viaje.
En España, un estudio realizado en verano de 2006, halló que
apenas un 50% de viajeros solicitaba información y consejo en centros especializados.
Por otro lado, entre las personas que contactan telefónicamente con alguno de
la casi setenta Centros de Vacunación Internacional y Consejos a viajeros
españoles, es frecuente la pregunta (dirigida al personal administrativo que
atiende las llamadas): “Voy a viajar al país TAL. ¿De qué me tengo que
vacunar?” Las personas que formulan este tipo de preguntas piensan ingenuamente
que existe una única respuesta a estas preguntas, es decir, esperan que la
respuesta sea una lista cerrada de 2 ó 3 vacunas.
La realidad es que los viajes internacionales a áreas
tropicales y subtropicales, donde frecuentemente las condiciones
socioeconómicas y sanitarias son precarias, requieren efectivamente la adopción
de toda una serie de medidas preventivas, entre las que se encuentran por
supuesto, la vacunación.
A grandes rasgos los viajeros deben considerar tres grandes
grupos de medidas preventivas, son, no necesariamente por orden de importancia,
las siguientes: La primera hace referencia a estilos de vida o pautas de
conducta, fundamentalmente relacionadas con los aspectos alimentarios (agua y
alimentos), evitar las picaduras de mosquitos y otros artrópodos (productos
repelentes, telas mosquiteras), prevención de enfermedades de transmisión
sexual y otras medidas (relacionadas con los baños en aguas dulces o saladas,
con la altura, etc.).
La segunda es la potencial necesidad de profilaxis del
paludismo o malaria –por el momento no existen vacunas disponibles-, lo cual
supone la necesidad de tomar ciertos fármacos antes, durante y después del
viaje.
La tercera (o la primera) son las vacunaciones a recomendar.
La vacunación del viajero (adulto o niño) es necesariamente un traje a la
medida, donde a partir de una orientación básica, como sería el país de
destino, se ha de diseñar una recomendación individualizada de vacunación.
Ello requiere una entrevista con cada viajero potencial.
“Voy a viajar al país TAL. ¿De qué me tengo que vacunar?”. Para responder a
esta pregunta, típica y tópica del viajero, habría que considerar antes que
nada los siguientes aspectos: edad, sexo, ocupación o profesión, posibles
enfermedades previas y tratamientos, vacunaciones anteriores, situación
ambiental, estilo de vida, y otros. Tanto si Vd viaja (al país TAL o al país
CUAL) como si no lo hace, es posible que deba recibir ciertas vacunas (pe. la
vacuna antineumocócica –entre otras-, si Vd. tiene problemas cardiacos). Y,
¡por supuesto si no está correctamente vacunado del tétanos, debe vacunarse,
con o sin viaje!.
La demanda de vacunación con ocasión de viajes
internacionales de turismo o trabajo, constituye muchas veces una excelente
oportunidad para realizar no sólo las inmunizaciones directamente relacionadas
con el viaje en cuestión, sino también otras, que -con independencia del
viaje-, no habrían sido practicadas por diferentes motivos.
Además de lo que podríamos denominar características del
viajero, deben lógicamente tenerse en cuenta las características de viaje:
países de destino e itinerario a seguir, duración total del viaje y tiempo de
permanencia en cada área geográfica, tipo de viaje (urbano, rural) y de
alojamiento (hotel, mochila) durante el mismo, actividades a realizar en el
curso del viaje, tipo de contacto a mantener con la población autóctona, etc
Una importante proporción de viajeros acude a los centros de vacunación con
escaso tiempo para poder conseguir una inmunización correcta.
Un plazo no inferior a un mes es casi siempre imprescindible
para lograr una aceptable inmunización y para evitar posibles
incompatibilidades con otro tipo de medidas preventivas como podría ser la
profilaxis antipalúdica. Este plazo es necesario porque se pueden requerir
varias dosis de diferentes vacunas que han de ser administradas con
determinados intervalos de tiempo para lograr una adecuada respuesta del
sistema inmunitario.
Es importante considerar también el papel de las agencias de
viajes. Las agencias de viajes no son el lugar adecuado para recabar
información acerca de consejos sanitarios y vacunación, del mismo modo que los
médicos y enfermeros de los centros de vacunación no son competentes para
informar de rutas turísticas, hoteles, vuelos, etc.
Las agencias de viajes deben trasladar esta responsabilidad
a los profesionales de atención primaria y a los Centros de Vacunación
Internacional, informando a los viajeros de la conveniencia de contactar con
estos centros. Cabe recordar la conveniencia de aportar y conservar debidamente
los carnés de vacunación o documentos que acrediten vacunaciones anteriores.