Soy leyenda.


‘Soy Leyenda’, es la tercera adaptación cinematográfica de la obra de Richard Matheson. Will Smith toma el relevo de Vincent Price y Charlton Heston como Robert Neville, el último hombre vivo del planeta. Un punto de partida interesantísimo, unos trailers más que buenos, efectos especiales brutales, una recaudación impresionante y la oportunidad de volver a disfrutar con un, a priori, Smith en plan serio (y me refiero al modo de tomarse su trabajo, no al género del film en cuestión), que cuando quiere ya ha demostrado que puede ser un excelente actor, hacían presagiar, que la película de Francis Lawrence iba a proporcionar un espectáculo muy jugoso. Pero no.

El argumento de ‘Soy Leyenda’ (‘I Am Legend’) es bien sencillo, pero, como digo, muy interesante. Un virus ha eliminado a la práctica totalidad de la humanidad. Robert Neville es un superviviente y un científico que, en soledad (le acompaña sólo su perra Sam), trata de encontrar la cura para el virus. Porque la raza humana ha mutado y se ha convertido en una especie de vampiros rabiosos deseosos de acabar con todo lo que no esté contaminado.

Casi toda la película se centra en un solo personaje. Y si éste no resulta atractivo para el público, si los espectadores no están deseando que el personaje ocupe la pantalla para ofrecernos más facetas de su personalidad y sus conflictos, la película se hunde por falta de cimientos. Aburre, está hueca. Esto es lo que le ocurre al producto que nos ocupa. Smith se esfuerza, se le nota, está más que correcto, pero el guión (de Mark Protosevich y Akiva Goldsman) no está a su altura y su personaje resulta en muchas ocasiones ridículo (¿todos los días hace las mismas bromas a los maniquís?). Sobran escenitas gratuitas más propias de anuncios televisivos para cuidar la forma física o momentos típicos de comedia ligera tontorrona; faltan detalles que nos indiquen porqué Neville se comporta cómo se comporta, cómo llena su tiempo aparte de cazar, hacer ejercicio y probar cosas con ratones… pero sobre todo nos falta saber qué piensa Neville. Creo que a esta película le venía muy bien una voz en off o algunos monólogos en voz alta (a fin de cuentas, si está solo, ¿para qué pensarlo en silencio?). El guión no nos hace interesante a este Neville (a diferencia del libro), no nos identificamos con él, salvo cuando le están atacando, por lógica. Y es ahí donde radica otro de los defectos más grandes de la película. Los enemigos.

Se supone que son vampiros, pero realmente parecen zombies rabiosos al estilo de los que aparecen en ‘El Amanecer de los Muertos’. En cuanto a la lógica de su comportamiento, mejor ni hablemos; menuda chapuza. Y los efectos especiales… están geniales cuando se centran en retratar la ciudad abandonada, pero cuando se trata de componer bichejos varios (¡vaya leones más falsos!) o vampiros-zombies, es desastroso. Los “malos” no tienen personalidad alguna, parecen todos iguales, y podría decirse incluso que están “mal hechos” (con comillas, y entendiendo que nos referimos a un blockbuster hollywoodiense, claro); sólo identificamos al jefe porque lleva un poco de ropa oscura y grita mucho. No se han tomado la molestia de hacerlos más reconocibles o terroríficos. Y de hecho es cuando apenas los vemos cuando más miedo dan. La secuencia de Smith buscando a su perro en la oscuridad es de lo mejor de ‘Soy Leyenda’.

Desde luego, el trabajo de Francis Lawrence es mejorable, pero no creo que sea el principal responsable del fracaso narrativo de la película. Se le ve muy hábil en las secuencias de acción y de suspense, y está clarísimo que ningún videoclipero de tres al cuarto habría rodado momentos tan dolorosos e íntimos como el de la “despedida” (por llamarlo de alguna forma) entre Neville y Sam. En este sentido, Lawrence aprovecha muy bien a un Smith entregado al máximo pero (me repito, lo sé) sin un guión más sólido la tarea se queda a la mitad. La mano de Lawrence habría lucido más con una base más inteligente, reflexiva. Está claro que no se pagan los efectos digitales para luego dejarlos en un segundo plano, pero es que abusan al mostrar tantas veces la ciudad desierta. Ya nos llega a la primera, no tiene sentido que se repita tanto, salvo para rentabilizar el coste en los técnicos de los ordenadores. Y es que si algo queda al ver ‘Soy Leyenda’ es que no hay historia para tanto metraje. No hay película. Hay destellos y mucha paja.

En definitiva, lo que podría haber sido la película de ciencia ficción del año, la equivalente a la extraordinaria ‘Hijos de los Hombres’ de este 2007, se queda en una decepcionante y más bien aburrida sucesión de escenas repetitivas para mayor gloria de Will Smith. Una lástima para nosotros, los espectadores deseosos de encontrar cine fantástico de calidad. No pudo ser. A la tercera no fue la vencida. Por cierto, si se hace una cuarta, por favor, sea quien sea, que no se vuelva a repetir este desenlace.

Es une película palomitera, de las que hay que ver de vez en cuando. A pesar de todo, lo pasamos muy bien en el cine.