1 de diciembre: día mundial del SIDA

Mensaje del director ejecutivo de ONUSIDA
Hoy, millones de personas en todo el mundo celebran el XX Día Mundial del Sida. Para algunos, éste puede ser el único día del año en que piensen en el sida. Para muchos, sin embargo, el sida forma parte de su vida cotidiana.

Desde el primer Día Mundial del Sida en 1988, cuando la Organización Mundial de la Salud hizo un llamamiento a todos para "Unirse al esfuerzo mundial", el sida se ha convertido en una de las cuestiones definitorias de nuestro tiempo. La epidemia se ha globalizado, y feminizado. En 1988, la mayoría de los casos registrados de VIH todavía se localizaba en los Estados Unidos, y la mayoría correspondía a hombres. Hoy, el VIH está presente en todos los países del mundo, y la mitad de las personas que vive con el virus son mujeres.

La respuesta también se ha globalizado. El pasado año, los Estados Miembros de las Naciones Unidas se comprometieron a una ampliación progresiva hacia el Acceso Universal a la prevención, tratamiento, atención y apoyo relacionados con el VIH. Más de 2,5 millones de personas en los países en desarrollo están recibiendo actualmente fármacos antirretrovirales que prolongan su vida. Las infecciones por el VIH, en muchos países, están disminuyendo.

El reto ahora es sostener este liderazgo, mantener el sida entre las prioridades de los planes mundiales y acelerar la acción a nivel nacional y local. Cualquier negligencia en el liderazgo resultaría fatal. La epidemia alcanzó proporciones mundiales precisamente porque el mundo tardó demasiado tiempo en actuar. Y aunque estamos empezando a realizar progresos, queda un largo camino por recorrer.
Todavía hay un grave déficit de recursos para el sida, y el estigma y la discriminación en torno al VIH siguen siendo importantes. Como consecuencia, las dos terceras partes de las personas que requieren tratamiento antirretroviral son incapaces de acceder a él. Menos de una de cada diez personas con riesgo de infección por el VIH tienen los medios para protegerse.

Sostener el liderazgo y acelerar la acción sobre el sida no es algo que corresponda exclusivamente a los políticos. Concierne a líderes religiosos, comunidades, líderes juveniles y municipales, altos ejecutivos y líderes sindicales. Concierne a las personas que viven con el VIH, y a sus familias y amigos. Es responsabilidad suya, mía -de todos y cada uno de nosotros-, asumir el liderazgo para eliminar el estigma y la discriminación y exigir más recursos para luchar contra el sida.

Y esto nos obliga a todos a centrarnos en el sida cada día del año. Sólo entonces podremos esperar la consecución del objetivo mundial de Acceso Universal a la prevención, tratamiento, atención y apoyo relacionados con el VIH.