Onicomicosis: hongos en las uñas



La onicomicosis se define como toda infección en las uñas de las manos o de los pies producida por diversos tipos de hongos. La infección puede provenir de la propia uña o de otra infección por hongos en otras localizaciones. Aunque la infección por cada tipo de hongo en las uñas recibe un nombre específico, es cierto que todas se agrupan bajo el nombre genérico de onicomicosis.

Existe un elevado número de alteraciones ungueales (de las uñas) que pueden ofrecer importantes semejanzas desde un punto de vista médico. La confusión con otras afecciones dermatológicas y la propia identificación del hongo crea grandes dificultades a la hora de un diagnóstico correcto de esta afección.

En la mayoría de los casos los síntomas que produce esta enfermedad no están necesariamente asociados al dolor. La persona afectada tan solo siente molestias, picor y un cambio estético progresivo del estado de sus uñas. Esta es la principal razón por la que no se acude al médico hasta que el estado de la afección es avanzado y hay un cambio evidente en la apariencia y forma de las uñas.

Entre el 1,5 y el 3% de la población se ve afectada aunque sólo un 0,5 está bajo tratamiento. Esto es debido en gran medida al escaso grado de información y concienciación existente entre las personas de esta afección.

Hay una serie de condicionantes ambientales, personales, y de carácter social que pueden implicar un mayor riesgo de infección por hongos en las uñas. La onicomicosis no es una alteración de origen genético aunque hay una serie de enfermedades predisponentes, como son las enfermedades vasculares o enfermedades que afectan al sistema inmunológico (sistema defensivo del organismo) Todas ellas son enfermedades que provocan escasa oxigenación de las uñas o disminución de las defensas del organismo y por tanto aumenta la probabilidad de infección.
  • Enfermedades predisponentes:
  • Diabetes.
  • Enfermedades neurológicas.
  • Enfermedades arteriales.
  • Enfermedades de la sangre.
  • Enfermedades que afectan al sistema inmunológico.
Hay otros factores de riesgo que propician el contagio de infecciones por hongos, ya que favorecen el microambiente donde algunos tipos de hongos están presentes:
  • El uso de calzado inapropiado que impida la transpiración del pie.
  • La sudoración.
  • Lugares húmedos de uso común (contagio en zonas públicas como gimnasios, piscinas, etc).
  • Los traumatismos.
  • Determinados trabajos en contacto con el agua (sector de hostelería, tareas domésticas, etc).
En personas que practican deportes, frecuentemente se observan en las uñas de los pies. En cambio, las que realizan tareas domésticas presentan mayor afectación de las uñas de las manos. Respecto a la edad vemos que es más frecuente en ancianos, que suelen padecer lesiones muy crónicas a las que no dan importancia y que presentan durante años. Las personas más jóvenes y las mujeres son los grupos más preocupados y concienciados, sobre todo por el problema estético que supone.
Aunque no provoca síntomas alarmantes ni alteración del estado general, puede causar problemas en la vida social y profesional, limitando el desempeño de ciertas actividades donde la estética es importante. Normalmente los síntomas comienzan con una afectación parcial de la uña que con el tiempo se extenderá hasta afectar a la matriz (raíz de la uña). La posible ausencia de dolor y la lentitud en la progresión de la afección son, precisamente, las causas fundamentales por las que se acude al dermatólogo cuando la enfermedad está ya muy avanzada.

Los signos más frecuentes afectan a la forma y aspecto de la uña, y son:
  • Cambios en la forma de la uña (aspecto leñoso)
  • Cambios de color (amarillento, parduzco)
  • Aumento de grosor.
  • Mayor fragilidad (uñas quebradizas)
  • Desprendimiento de las uñas.
Hay una gran cantidad de alteraciones ungueales que ofrecen semejanzas desde el punto de vista clínico y este hecho influye de manera determinante en la dificultad de establecer el diagnóstico correcto. A pesar de ello, el diagnóstico puede realizarse sobre la base de la apariencia de las uñas. Para un diagnóstico fiable se pueden realizar diferentes técnicas (examen directo o cultivo de la muestra) que confirmen la onicomicosis y el tipo de hongo responsable de la enfermedad. Para ello se realiza una toma mediante raspado o cortando un fragmento de la uña afectada. En ocasiones hay resultados negativos en las técnicas diagnósticas y no se detectan los hongos responsables a pesar de tener verdaderamente una onicomicosis.
¿Qué puede hacerse en casa?
  • Higiene personal. Lavar frecuentemente los pies secándolos adecuadamente antes de ponerse los calcetines y el calzado.
  • Secar muy bien las zonas entre los dedos.
  • Tomar medidas de precaución en lugares públicos como piscinas, gimnasios, duchas, etc.
  • Uso de calzado adecuado que permita transpirar al pie.
  • Utilizar calcetines de algodón o de lana. Cambiarlos frecuentemente y siempre que estén húmedos.
Un adecuado tratamiento médico (normalmente la toma de un medicamento) y una serie de medidas preventivas permiten resolver el problema y evitar que vuelva a aparecer.

No espere a tener la enfermedad en un estado avanzado, consulte a su médico lo antes posible tras la aparición de los primeros signos. Repito, el tratamiento de esta enfermedad suele ser bastante sencillo y nos evita gran cantidad de problemas de tipo estético. Además, mientras tenemos una onicomicosis, podemos transmitírsela a otras personas.

Recomiendo a toda persona por encima de los 20-25 años que visite como mínimo una vez por año a un podólogo.